domingo, 5 de noviembre de 2017

EVANGELIO XXXI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MATEO 23, 1 - 12

Habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbi”. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbi”, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


SEÑOR, la humildad y el amor están en los cimientos de tu mensaje de salvación. Las falsas apariencias te repugnan. ¿Qué me importa la opinión de la gente? ¡Que nunca haga nada por el qué dirán, y solo me guíe lo que tú quieres que haga! Mi único maestro, padre y consejero eres tú. Y quiero ser tu discípulo, tu hijo, tu servidor y el de los demás.