El Evangelio nos muestra
a María a los pies de la Cruz. Jesús dice a Juan: “He aquí tu madre”. María “es ungida Madre”:
“Y esta es también nuestra esperanza.
Nosotros no somos huérfanos, tenemos Madres: la Madre María. Pero también la
Iglesia es Madre y también la Iglesia es ungida Madre cuando recorre el mismo
camino de Jesús y de María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento;
y cuando tiene esa actitud de aprender continuamente el camino del Señor. Estas
dos mujeres – María y la Iglesia – llevan adelante la esperanza que es Cristo,
nos dan a Cristo, generan a Cristo en nosotros. Sin María, no habría existido
Jesucristo; sin la Iglesia no podemos ir adelante”.
“Dos mujeres y dos Madres” y junto a ellas nuestra alma, que como decía el monje Isaac, abad de Stella, “es femenina” y se asemeja “a María y a la Iglesia”:
“Hoy, viendo a esta mujer ante la Cruz,
firme en seguir a su Hijo en el sufrimiento para aprender la obediencia, al
verla vemos a la Iglesia y vemos a nuestra Madre. Y también vemos nuestra
pequeña alma que no se perderá jamás, si sigue siendo también una mujer cercana
a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia. Y
así como nuestros Padres del Paraíso salieron con una promesa, hoy nosotros
podemos ir adelante con una esperanza: la esperanza que nos da nuestra Madre
María, firme ante la Cruz, y nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica”.
Papa Francisco